sábado, 12 de julio de 2014

una reunión de aquellas...!

Estamos en la casa de Sandra y Gustavo. Nos deleitamos con unos tés, mates, placeres al alcance de un antojo. Y tenemos muchas ganas de leer, escuchar, leer...
Pablo trae un libro desconocido, de una poeta tampoco conocida por la mayoría, Laura Yasan. El libro, llamado "Loba negra", preanuncia la atracción que ejercen sus poemas sobre nosotros:

antes de dormir

cuando el sol se haya consumido
y la tierra sea un páramo helado
cuando no quede nada
ni una gota de agua
ni un programa de radio
ni un perro callejero

aun si han explotado los planetas
y el aire sea polvo
el cielo lava

aun para entonces
tu corazón y el mío
se seguirán diciendo tonterías
antes de dormir

etérea

en días ásperos
turbios como la magia cuando se ensucia en la costumbre
llego a necesitarte de una forma salvaje
y no hay razón sabés
para sentirlo
te anticipás a mí revelador
caído en la memoria con el peso asesino de una piedra

             sé que puedo quedarme

clavar las uñas en esa fiebre ronca que sale de tus ojos

aislada en el capullo de tanta oscuridad
ser más mujer que una palabra
más liviana que la seda del sueño
y no hay razón sabés
para encallar

             puedo quedarme

ajena
quererte a ultranza sin un punto de apoyo
suspendida en el centro de esa agonía azul como un planeta
condenado a su órbita.

Sandra tomará la posta, en un retruco de boquiabiertos. Con su talento para dejarnos fascinados, narrará un cuento de Cristina Siscar.

Seguirá Mica, con un poema de Oliverio Girondo:

Apunte callejero

En la terraza de un café hay una familia gris. Pasan unos
senos bizcos buscando una sonrisa sobre las mesas. El ruido
de los automóviles destiñe las hojas de los árboles. En un quinto piso, alguien se crucifica al abrir de par en par una ventana.

Pienso en dónde guardaré los quioscos, los faroles, los transeúntes,que se me entran por las pupilas. Me siento tan lleno que tengo miedo de estallar... Necesitaría dejar algún lastre sobre la vereda... 
Al llegar a una esquina, mi sombra se separa de mí, y de pronto, se arroja sobre las ruedas de un tranvía.

Luego, Diego compartirá algunos poemas de Humberto Costantini , de la antología "Cuestiones con la vida":

Adversativa

El tipo
convidaba Imparciales,
solía escuchar a Troilo con unción,
y cantaba ‘La loca de amor’
bajo la ducha.
No obstante
era un hijo de puta.
Moraleja:
ser porteño cien por cien
no es ninguna garantía;
hay quien cuelga la foto de Gardel
en el Ford Falcon.


Inmortalidad

Ocurre simplemente que me he vuelto inmortal.
Los colectivos me respetan,
Se inclinan ante mí,
Me lamen los zapatos como perros falderos.
Ocurre simplemente que no me muero más.
No hay angina que valga,
No hay tifus, ni cornisa, ni guerra, ni espingarda,
Ni cáncer, ni cuchillo, ni diluvio,
Ni fiebre de Junín, ni vigilantes.
Estoy del otro lado.
Simplemente, estoy del otro lado,
De este lado,

Totalmente inmortal.
Ando entre olimpos, dioses, ambrosías,
Me río, o estornudo, o digo un chiste
Y el tiempo crece, crece como una espuma loca.
Qué bárbaro este asunto
De ser así, inmortal,
Festejar nacimiento cada cinco minutos,
Ser un millón de pájaros,
Una atroz levadura.
Qué escándalo caramba
Este enjambre de vida,
Esta plaga llamada con mi nombre,
Desmedida, creciente,
Totalmente inmortal.
Yo tuve, es claro, gripes, miedos,
Presupuestos,
Jefes idiotas, pesadez de estómago,
Nostalgias, soledades,
Mala suerte…
Pero eso fue hace un siglo,
veinte siglos,
cuando yo era mortal.
Cuando era
Tan mortal,
Tan boludo y mortal,
Que ni siquiera te quería,
Date cuenta.

También nos trajo este poema de Jorge Leónidas Escudero:

Ante la inmensidad
 
Fue alguna de esas noches en que miraba cielo
en lejanías sobre campo oscuro y vi
cruzárseme un relámpago lejano. Fue tal
como ver chispear una idea
en el umbral de otro mundo.

Es como si en el fondo del desierto hubiera
querido hacerse luz una verdad pero
pasó fugaz y quedé a oscuras.

Parece que la inmensidad
quiere decirme un secreto y al ver
que todavía falta mucho en mí
queda muda.
 
Laura compartirá de´"Las pequeñas memorias" de Saramago, un poema titulado "Protopoema", escrito en su juventud. Quizás hoy lo que más recuerde es esa imagen de adolescente fascinado por la voluptuosidad de la naturaleza, una belleza que nos acompaña desde la infancia y nos protege de la cotidianidad, del trabajo diario, de las bocinas de la ciudad.

Gabi leerá dos poemas. El primero, de Marta Melero "Un ángel de ceniza", y el segundo, "Primera causa que me nombra", de Tino Villanueva, poemario Prisma:

Primera causa que me nombra

Escribo dejo de escribir escribo
Otras veces me distraigo y me levanto
Me vuelvo a sentar y me siento otro,
y es mediodía un jueves contra el sol.
Escribo y como el salmista sigo escribiendo
a fin de dar con los versículos que faltan,
con la justa entonación de lo que importa.
Escribo porque escribo y pasan minutos,
pasan nubes.
Y puesto que ya es tarde,
todo va oscureciendo
y se empieza a dibujar un cielo constelado.
Entretanto, me dejo llevar
Por la condición de la memoria
-primera causa que me nombra-
que me persuade a escribir sobre lo escrito.
Ser y seguir siendo:
soy el que sólo existe más
si está escribiendo.


Para cerrar (at last but not at least) Osmar nos trae al gran Cesare Pavese: 

Vendrá la muerte y tendrá tus ojos

 Vendrá la muerte y tendrá tus ojos 
 esta muerte que nos acompaña
 desde el alba a la noche, insomne, 
 sorda, como un viejo remordimiento 
 o un absurdo defecto. Tus ojos 
 serán una palabra inútil, 
 un grito callado, un silencio. 
 Así los ves cada mañana
 cuando sola te inclinas 
 ante el espejo. Oh, amada esperanza, 
 aquel día sabremos, también, 
 que eres la vida y eres la nada. 

 Para todos tiene la muerte una mirada. 
 Vendrá la muerte y tendrá tus ojos. 
 Será como dejar un vicio, 
 como ver en el espejo 
 asomar un rostro muerto, 
 como escuchar un labio ya cerrado. 
 Mudos, descenderemos al abismo.


Así, sin palabras, nos quedamos todos nosotros también...


Por Sabrina García

sábado, 14 de junio de 2014

2° sábado de junio - Poemas y tés en casa de Sandra

En casa da Sandra y Gustavo todo está dispuesto para recibir y mimar a los presentes. Aromas que anuncian delicias varias;  colores, que a pesar de los contrastes, mantienen una armonía que invita a quedarse, y la calidez de una anfitriona atenta. La mesa dispuesta con diversidad de tés nada convencionales, y el termo listo para el mate. Los chocolates de la abuela de Mica terminaron de transformar la mesa en una irresistible tentación. Una orgía para el paladar.
La literatura se hizo presente en la reunión de la mano de Micaela, quien trajo un artículo referido a una exposición  que invita a recorrer por dentro el mundo de Julio Cortázar. En el Museo del  Libro y de la Lengua una muestra de 25 estaciones recrea partes de “Rayuela”.
La ausencia anticipada de Osmar se hace sentir especialmente...
El dueño de casa se integra al encuentro y se inicia el ciclo de lecturas con Autopsicografía, de Fernando Pessoa. Diego, con una tonada autóctona, lo lee en portugués y luego en castellano:


Autopsicografía
El poeta es un fingidor.
Finge tan completamente
Que hasta finge que es dolor
El dolor que de veras siente.

Y quienes leen lo que escribe,
Sienten, en el dolor leído,
No los dos que el poeta vive
Sino aquél que no han tenido.

Y así va por su camino,
Distrayendo a la razón,
Ese tren sin real destino
Que se llama corazón.


A continuación Laura nos introduce en la anti poesía de Nicanor Parra, como él mismo define.
Eligió Nadie y Manifiesto, del libro “Anti poemas”

MANIFIESTO

Señoras y señores
Ésta es nuestra última palabra.
-Nuestra primera y última palabra-
Los poetas bajaron del Olimpo.

Para nuestros mayores
La poesía fue un objeto de lujo
Pero para nosotros
Es un artículo de primera necesidad:
No podemos vivir sin poesía.

A diferencia de nuestros mayores
-Y esto lo digo con todo respeto-
Nosotros sostenemos
Que el poeta no es un alquimista
El poeta es un hombre como todos
Un albañil que construye su muro:
Un constructor de puertas y ventanas.

Nosotros conversamos
En el lenguaje de todos los días
No creemos en signos cabalísticos.

Además una cosa:
El poeta está ahí
Para que el árbol no crezca torcido.

Este es nuestro mensaje.
Nosotros denunciamos al poeta demiurgo
Al poeta Barata
Al poeta Ratón de Biblioteca.
Todos estos señores
-Y esto lo digo con mucho respeto-
Deben ser procesados y juzgados
Por construir castillos en el aire
Por malgastar el espacio y el tiempo
Redactando sonetos a la luna
Por agrupar palabras al azar
A la última moda de París.
Para nosotros no:
El pensamiento no nace en la boca
Nace en el corazón del corazón.

Nosotros repudiamos
La poesía de gafas obscuras
La poesía de capa y espada
La poesía de sombrero alón.
Propiciamos en cambio
La poesía a ojo desnudo
La poesía a pecho descubierto
La poesía a cabeza desnuda.

No creemos en ninfas ni tritones.
La poesía tiene que ser esto:
Una muchacha rodeada de espigas
O no ser absolutamente nada.

Ahora bien, en el plano político
Ellos, nuestros abuelos inmediatos,
¡Nuestros buenos abuelos inmediatos!
Se retractaron y se dispersaron
Al pasar por el prisma de cristal.
Unos pocos se hicieron comunistas.
Yo no sé si lo fueron realmente.
Supongamos que fueron comunistas,
Lo que sé es una cosa:
Que no fueron poetas populares,
Fueron unos reverendos poetas burgueses.

Hay que decir las cosas como son:
Sólo uno que otro
Supo llegar al corazón del pueblo.
Cada vez que pudieron
Se declararon de palabra y de hecho
Contra la poesía dirigida
Contra la poesía del presente
Contra la poesía proletaria.

Aceptemos que fueron comunistas
Pero la poesía fue un desastre
Surrealismo de segunda mano
Decadentismo de tercera mano,
Tablas viejas devueltas por el mar.
Poesía adjetiva
Poesía nasal y gutural
Poesía arbitraria
Poesía copiada de los libros
Poesía basada
En la revolución de la palabra
En circunstancias de que debe fundarse
En la revolución de las ideas.
Poesía de círculo vicioso
Para media docena de elegidos:
"Libertad absoluta de expresión".
Hoy nos hacemos cruces preguntando
Para qué escribirían esas cosas
¿Para asustar al pequeño burgués?
¡Tiempo perdido miserablemente!
El pequeño burgués no reacciona
Sino cuando se trata del estómago.

¡Qué lo van a asustar con poesías!

La situación es ésta:
Mientras ellos estaban
Por una poesía del crepúsculo
Por una poesía de la noche
Nosotros propugnamos
La poesía del amanecer.
Este es nuestro mensaje,
Los resplandores de la poesía
Deben llegar a todos por igual
La poesía alcanza para todos.

Nada más, compañeros
Nosotros condenamos
-Y esto sí que lo digo con respeto-
La poesía de pequeño dios
La poesía de vaca sagrada
La poesía de toro furioso.

Contra la poesía de las nubes
Nosotros oponemos
La poesía de la tierra firme
-Cabeza fría, corazón caliente
Somos tierrafirmistas decididos-
Contra la poesía de café
La poesía de la naturaleza
Contra la poesía de salón
La poesía de la plaza pública
La poesía de protesta social.

Los poetas bajaron del Olimpo.

de Obra gruesa (Santiago, Universitaria, 1969).

Luego de El manifiesto se sale con los tapones de punta, y se abre el debate en torno a qué es lo que define a la poesía. Pablo señala la imposibilidad de definir en forma categórica qué es la poesía. “La verdadera poesía está en muchos lugares”.
“No sólo en el amanecer”, acota Sabrina.
“El creacionismo también es verdadera poesía” señala Pablo.


Continúa Laura con Alberto Szpunberg del libro El Che amor, Oceanografía, Poema 7.
Laura aclara que este libro es de la primera etapa de Szpunberg.




Oceanografía

Ella navega por la calle incrementa los oleajes cre-
cen sus caderas arrojando a la playa tiburones boqui-
abiertos mi corazón pobre boyita enciende y apaga
enciende y apaga a toda mecha pero aguanten a
que aumenten las mareas y esta noche de catàs-
trofe naufragaràn todos los barcos ni un corchito
para los ahogados ni una astilla
corazón asesino das ganas de patearte das ganas.
VII

Ella construye mi alegría mejor dicho
ella derriba mi dolor es decir
hace un paquete con mis tristezas
en realidad me pregunta si estoy triste
en realidad ella gira entre mis brazos llena mis
manos tiene formas

según los días según las noches diversas formas
de amar de estar al lado mejor dicho
naceré después de ella moriré antes que ella
acá mi dolor allá mi alegría se echan manos
alborotan impacientes por encima de su cuerpo
pero inútil tiene clase de vivir
de ser dolor ser alegría mejor dicho vean
ella está ahí tiene leyes propias voy por sus claridades.

 
Luego nos introducimos en la temática del costo de los libro, ¿cuánto talla el autor? ¿son las leyes del mercado las que lo definen? Sabrina puntúa en forma categórica:
“Si sos poeta…y que tus libros sean solo leídos por burgueses nooooooo”
El nombre de la editorial de este libro nos introduce en el concepto de “entropía”,  y Gustavo en su salsa nos des asna con una sencilla definición, “la entropía es la medida del desorden del universo” desorden en términos energéticos.

Sabrina continúa con La encantadora de serpientes, del pre surrealista francés Saint-Pol Roux, del libro “Ideorrealidades. Poemas y papeles dispersos de la obra Futura"  de 1890.



                                                                                                                                      a Alfred Jarry

Sobre el pulgar del pie, senos de proa, pública, se arquea en cueros: diadema a sus plantas, desenrollándose en el resorte de su gesto, lascivamente brotan hacia los ojos de rocío las serpientes hasta hace un instante adormecidas, y la muchacha, de súbito, se abandona al brasero de espirales que la multitud cree rubíes bajo las escamas, mientras Satán, dueño del circo, husmea el festín que se prepara al fondo de la crápula, pues los reptiles han invadido ya la carne cincelada de flechas vivas y van a consumir el alma del ídolo que se pasma, simbólico, en su maligna apoteosis de revoluciones, un silbido de víbora entre sus labios de cereza.



¡Cuántas imágenes! Escribir así era toda una revolución en aquella época.

Escuchamos a Macedonio Fernandez  en la voz de Sandra.

A veces a tu lado
A veces, a tu lado,
se entrecierran tus ojos y me olvidan.

Olvidado y cerca de ti
soy como quien quedó en la noche
a la cabecera de un amor que se ha dormido.
Pero no duermes, partes;amas siempre, pero no
a mí.
Vigilo entonces
la anudación que se labra entre nuestras horas
y ardientemente busco
echar, sin que lo sepas,
nuevo nudo, invisible y el más fuerte.
Mas no puedo trabarlo cuando ya has tornado.

Y siempre quedaré temiendo
ese pasado tuyo que vuelve,
ese presente tuyo que me quitas.

Luego me animo a leer un poema de mi autoría:

LA VOZ DE LA MIRADA
Mirada que despierta, que acaricia,
que envuelve y arrulla,
que convoca e incita.
Que ni el dolor ni la tristeza agota
porque se nutre del amor por la vida.
Voz potente de chispa encendida
que  la peste y el tiempo no acalla.
Deseo vivo que con un grito mudo
revela el poder de quien honra la vida.
Presencia que prescinde de todo ropaje
porque la luz que irradia todo acapara.

Pablo continúa con tres poemas de “Obras completa” de Héctor Viel Temperley, aclara que es un poeta místico que le escribe a Dios en cada una de sus obras.

Hay unas Flores Violetas

Hay una flores violetas
en un monasterio
que en invierno crecen como un colchón
a la sombra de los árboles.
Y uno puede tirarse de pecho
sobre ellas
y sentir hasta el alma
la humedad de la tierra.

Un día, le pedía a Dios, con lágrimas:
Carajo, estate siempre así conmigo
como ahora.
A vos sí
te pido que me quieras.

Deja de llover sobre mi cabeza
Deja de llover sobre mi cabeza
y el aire tiene un olor tibio
que conozco.
Olor a luz, a madera e incienso.
Olor a madrugada
en un monasterio.

Tirado y con los codos en la arena
escucho todas las primeras misas
del mundo
que se rezan por mi alma.

Creo que la muerte es algo

Creo que la muerte es algo
que se puede pensar
hasta sin cerebro.
Uno pasa por delante
de algunas casas
y las oye pedir muerte.

Qué destino
el de esos nuevos frentes
de casas de departamentos.
Yo he escuchado a sus materiales
pedir muerte,
volver a lo que eran
antes, en cualquier parte.

Me lo piden a mí
que oigo pensar su muerte
cuando paso a su lado
y oyen pensar la mía.

Sabrina rompe el silencio que se hizo presente luego de esta lectura con un “Chan…te quedás regulando un rato”.
Luego Micaela nos leyó un poema de Alejandra Pizarnik, Verano

Sandra refiere en relación a la obra de esta autora: “Es terrible la ausencia y el vacío”
Gustavo continúa con un poema que encontró en internet de Guillermo Whitelow.

La ronda de lectura se cierra en el punto de inicio con Diego que nos lee un poema de Jorge L. Borges.

La lluvia

Bruscamente la tarde se ha aclarado
Porque ya cae la lluvia minuciosa.
Cae o cayó. La lluvia es una cosa
Que sin duda sucede en el pasado.

Quien la oye caer ha recobrado
El tiempo en que la suerte venturosa
Le reveló una flor llamada rosa
Y el curioso color del colorado.

Esta lluvia que ciega los cristales
Alegrará en perdidos arrabales
Las negras uvas de una parra en cierto

Patio que ya no existe. La mojada
Tarde me trae la voz, la voz deseada,
De mi padre que vuelve y que no ha muerto.


Concluimos como empezamos con una nueva lectura de Autopsicografía

Por Silvana Filadoro

sábado, 7 de junio de 2014

1° sábado de junio

Luego de revolver libros en la Tienda y conversar animadamente con Nancy, al anexo de hermano William entramos Mica, Laura (que se agrega entusiasta a los bitacoreros, la hermandad, cofradía, tururúes y vaya a saber cuántas cosas más), Pablo, Jorge y, casi sobre el pucho, Sandra. Asuentes con aviso Osmar y Silvana.
Sandra nombra “Poesía argentina”, un sitio que halló investigando blogs y al que, previa “inautorización”, envió poemas de Osmar y Pablo.

Llegan Sabrina y Diego y comienza el barullo. Sandra nombra autoras estadounidenses que obtiene de “Poesía del Norte”: Louise Glück, Sharon Olds, Marie Howe y Mary Sarton. Lee “Entierro”, de esta última autora


Entierro

El anciano que había cavado el pequeño pozo
abrió las dos cajas con navaja y dejó
que las cenizas cayeran ahí,
las de un marido y su mujer,
mi padre y mi madre, que lentamente se posaron
en la tierra y terminaron por mezclarse con ella para siempre.

Vimos cómo el viento tomó una bocanada de cenizas
y largó una brizna de humo sobre el pasto-
Y eso fue todo: lo amargo de la muerte
primero se elevó en el aire y después cayó a tierra. Todo fue
terriblemente silencioso, y las cuatro personas se pararon
altas en el aire, creyendo que podían. 


Comenta cómo varía lo que se llama poesía, cómo a veces es relato o descripción. Se conversa sobre los géneros, la poesía contemporánea, la razón de ser de la clásica como soporte para la oralidad. Se nombra una seudo poesía, también una “poesía acelerada” como producto de la sociedad actual y que no es poesía.

Cerramos números de la súper mega fiesta del segundo aniversario de la Tienda.

Se conversa y prevén los movimientos para ir a ver “Epopeya Beat”, la obra de Esteban (hijo de Sandra y Gustavo). Se habla de teatro y, como llamado por la sangre, llega Gustavo. A buscar sillas.

Temas: derecho de autor; microrrelatos. Con tanta presencia es un barullo y la única manera de callarlo es ir a las lecturas.

Jorge lee “Podemos hacer algo”, poema de Susana Gantés, autora inédita:



Podemos hacer algo

Podemos hacer algo en esta noche
Esta noche sin puertas ni ventanas
Te invito al festín de los ausentes
Como único anfitrión
Te doy el santo y seña de la entrada
Podemos hacer algo
La noche está llena de miradas
Es caliente la brisa de la tarde,
intermitente,
remueve irresponsable las cortinas.
Podemos hacer algo si es que vienes
La noche trae angustias transitorias
Van y vienen sutiles.
Las ahuyenta
Un ruido clandestino ,una llamada anónima,
el tubo descolgado de un teléfono.
Una lámpara rota.
Hace rato que escucho los ruidos del insomnio
Hace tiempo que siento
el flujo inconsistente de una angustia
perfilada en la sábana del sueño
como espectral mortaja.
No traigas a esta cena las premuras del día
Ni el olímpico desden de las euforias
No te vistas de gala ni te adornes
Que tu presencia sea como el fin de la lluvia
Un poco pertinaz
Un poco transparente
Otros insistirán con sus reclamos
Yo solamente invito,
A cenar con ausentes.

Salta el tema de la lectura en pantalla, se habla de las tablet, vuelve la lectura.

Laura inicia su participación con Clarisse Nicoïdsky, autora judía que escribe en sefardí (o ladino). Pero antes lee, del poemario “Dibaxu”, a Gelman en las dos lenguas: “Oí tu voz” y “Amarte es esto”:


oí tu voz en mi ventana/ mi ventana no da a tu voz/ apenas si da al mundo/ ¿cómo vino tu voz?/ un pájaro nevado come trigo en el murmullo
del sol/
---

amarte es esto: una palabra que está por decir/ un arbolito sin hojas que da sombra/


Una preciosura. Se le pidió vuelva a leer las versiones en sefardí, tan cercano al portugués. Sabe a delicia. Laura comenta que es, en cierto modo, el origen del castellano. Gustavo Lee a Nicoïdsky: “Quemadura de hielo”

quemadura de hielo quemadura de árbol arranca el soplo más amado de mi boca. déjame si quieres sólo esta mancha de amor. ven cerca de mí, me dejaste muy sola. ¿dónde está bebiendo tu alma, qué vino de olvido? déjame,si quieres, sólo esta mancha de amor, quemadura de hielo.

Mica nos trae una sorpresa: lee de María Elizabeth Vera, nada menos que su abuela, “Mi poesía”.

Mi poesía 

Deja que escriba, 
mis confusos poemas
son de ti, son de todos.
Son de la vida, 
cotidiana y triste 
que cada noche
sube hasta la luna
hostil, indiferente, 
por las cosas que pasan 
¿quién guardará 
el rocío de la madrugada? 
¿dónde estará el amor 
que la vecina 
llora todos los días? 
El perro que era viejo 
se murió en la otra cuadra, 
la vereda está rota 
y los niños no corren. 
Con su curtida voz 
el diariero me llama, 
el teléfono suena 
pero ya me he dormido, 
el invento 
de audaces aflicciones 
frívolo vuelve 
al pomposo intelecto. 
¡Déjame en mi poesía! 

Gusta a todos, y –deslizamos– explica a Micaela.

Pablo trae a Joaquín Giannuzzi. De él, el siguiente poema:


Lluvia en el jardín

He observado el comportamiento de las mariposas sorprendidas por la lluvia en el jardín. En vano buscaron refugio bajo las hojas y en la profundidad de las flores. Pero una de ellas se elevó hacía las nubes sombrías y eligió la muerte en el rayo perdida la memoria de la especie. Yo fumaba en la galería, tendido de espaldas; yo sobrevivía tranquilamente, ensayando mi oficio de holgazán, mis vacaciones metafísicas, aunque también pensando qué clase de muerte, qué modelo de sepulcro podría convenir a mi exclusiva historia personal, la especie de pena que me correspondía.


Se lo comenta un buen rato y el libro, gordito, va de mano en mano.

Diego recita de memoria  “A un gato”, de Borges:

No son más silenciosos los espejos
ni más furtiva el alba aventurera;
eres, bajo la luna, esa pantera
que nos es dado divisar de lejos.
Por obra indescifrable de un decreto
divino, te buscamos vanamente;
más remoto que el Ganges y el poniente,
tuya es la soledad, tuyo el secreto.
Tu lomo condesciende a la morosa
caricia de mi mano. Has admitido,
desde esa eternidad que ya es olvido,
el amor de la mano recelosa.
En otro tiempo estás. Eres el dueño
de un ámbito cerrado como un sueño.



Saltan dos temas: Borges, resistido, admirado y de lectura obligada, y la memoria de Diego. Borges se queda un par de minutos con nosotros porque paseamos por algunos de sus poemas. Se le propone a Diego que dicte cursos. Qué sí, que no, mientras al otro lado de la mesa siguen con Borges.

Tras un insólito momento de silencio se propone, ya que están las dos puntas del aula, educador y educando, el tema de enseñar Literatura en la escuela secundaria; se habla de los diversos momentos educativos y la experiencia de los presentes. Laura habla de la dificultad escolar, la dispersión del alumno, el uso del celular, pero comparte una experiencia educativa exitosa con “Historia de Cronopios y de Famas”, de Cortázar, que fue teatralizada por los mismos alumnos. Fue un buen compartir y que da esperanza. Se dijo, a la inversa de la creencia general, que los pìbes leen. Con el pie dado por lo de Cortázar, Gustavo mecha sobre teatro.

Pero no se queda callado pues, tras hojear el libro, lee “Concierto”, de Giannuzzi.

Concierto

La tortura del violinista
en los veloces tramos finales.
El tiempo que limita
conteniendo a Mozart prisionero,
para vibrar después, insípido, en la mente
hasta una furia de desaparición
y cuerdas sumergidas 
bajo un estrépito de manos y butacas.

Pasa ya la una y media de la tarde y se acaba el concierto y la reunión. Laura, encantada. Nosotros también.

Por Jorge Della Picca